Retrato de una persona exitosa
Cierra los ojos y dime: ¿cuál es tu imagen mental sobre una persona de éxito?
¿Algo así?
¿Así?
¿O quizás se parece más a esto?
Hay tantos prejuicios como virtudes asociadas a palabras como éxito, triunfo o logro. Sin embargo, suele coincidir que todo en su extremo es dañino, y que, como dice el refrán: «en el término medio está la virtud». ¿Quién de nosotros no se ha planteado, en un momento de su vida, mejorar su relación con su entorno laboral, familiar o social?
Para que hablemos el mismo idioma y con la intención de ver la otra cara de la moneda, a lo largo de este artículo voy a referirme a motivación de logro como a la tendencia de buscar el éxito en situaciones desafiantes, no con el fin de conseguir la aprobación y el halago de los demás, sino con el de obtener satisfacción propia.
Merece la pena destacar que existe un estudio llevado a cabo por Morán y Menezes (2016) en el que se demuestra una relación positiva entre una alta motivación de logro y un mayor equilibrio emocional. En concreto, estos psicólogos estudiaron varias dimensiones de la personalidad en una muestra de estudiantes universitarios con alto motivo de logro. De los resultados de este estudio, junto con las aportaciones de Chóliz (2004), se pueden extraer una serie de características de la personalidad y de la conducta de las personas con este patrón de motivación:
1. Creativas, innovadoras y anti-rutinas
Son personas que continuamente están buscando nuevos caminos para realizar las tareas que les llevarán a conseguir sus metas, confían en sus recursos y no en la suerte. Ante situaciones de fracaso son creativas y buscan soluciones de forma activa planteándose cada situación como un nuevo reto.
2. Se interesan por recibir retroalimentación
Suelen tener preferencia por las tareas en las que pueden obtener información sobre lo que hacen, ya que esto les permite corregir los fallos y captar aquello se puede estar escapando a sus ojos.
3. Persistentes
Son persistentes con sus objetivos, tienden a buscar soluciones y raramente se plantean el abandono. Este aspecto está relacionado con el grado de dificultad de las tareas que suelen escoger, ya que evitan los extremos (aquellas que son muy fáciles o muy difíciles) y se inclinan por metas de dificultad moderada que supongan un desafío. Esta elección les permite poner a prueba sus capacidades y habilidades y considerar la meta como un reto, con lo que su consecuente solución les aporta satisfacción y repercute positivamente en su autoestima.
4. Arriesgadas, pero con cabeza
Asumen riesgos con bastante facilidad, pero siempre teniendo en cuenta sus capacidades reales, calculando las consecuencias y asumiendo los resultados de sus actos.
5. Motivadas intrínsecamente
Este riesgo no tiene que ver con alcanzar una gratificación económica a toda costa, de hecho, este tipo de recompensas tienen poco efecto en ellas a la hora de aumentar el rendimiento. Realizan las cosas por gusto y lo importante para ellas es su éxito personal, quedando en un segundo plano cualquier premio, gratificación o recompensa procedente del exterior.
6. Emocionalmente estables
Al contrario que las personas neuróticas, tienden a experimentar menos emociones de miedo, melancolía, vergüenza, ira, culpabilidad y repugnancia. Difícilmente irritables, se comportan con tranquilidad y son capaces de enfrentarse a situaciones estresantes sin alterarse ni aturdirse porque se perciben a sí mismos como individuos con capacidad para manejarse en situaciones difíciles. Tienen mayor tolerancia a la frustración y un mayor autocontrol de los impulsos y de las necesidades.
7. Extravertidos y sociables
Destaca su cordialidad, les gusta la gente y establecen fácilmente relaciones íntimas, afectuosas y amistosas.
8. Abiertos a al experiencia y abiertos de mente
Están más dispuestos a realizar nuevas actividades. Son más propensos a aceptar nuevas ideas, nuevos valores, y a cuestionar las formas convencionales de hacer las cosas.
9. Altruistas y empáticos
Se interesan activamente por el bienestar de los otros, mostrándose dispuestos a prestar ayudar. También son confiados y tienden a creer que los demás son honestos y bien intencionados. Utilizan en mayor medida actitudes conciliadoras y a inhibir a agresión, siendo más apacibles y bondadosos.
10. Responsables
Tienen un alto nivel de aspiración, prudencia y eficacia. Poseen una sensación de capacidad personal y preparación ante la vida. Tienden a ser reflexivos y a tener en cuenta las consecuencias de sus actos.
No cabe duda de que hemos visto la cara bonita del modelo mental basado en el esfuerzo, de las metas, de los objetivos nobles y de la satisfacción conseguida con los logros. ¿Qué te parece si, ahora, indagamos en la posibilidad de que esta cultura se transforme (sin querer, y de forma sutil) en agotadora?
En el próximo artículo…
¿Si dejásemos de esforzarnos caeríamos en la pereza?, ¿es, entonces, la pereza el opuesto del esfuerzo?, ¿por qué por naturaleza ningún niño o niña no sabe qué significa esforzarse hasta que les adiestramos para hacerlo? Vamos a ver qué podemos llegar a descubrir en nuestra vida si nos esforzamos… mucho.
Lorena González de Arriba
@timefortalent
Referencias:
– Arranz Aparicio, M.T., Menéndez Balaña, F.J. y Del Prado Rivero, M. Fundamentos Teóricos y Prácticos de la Motivación, 2019: p. 102-109.