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¿Abandonas tus propósitos de Año Nuevo? Descubre por qué

¡2020 acaba de entrar en nuestras vidas! No se trata sólo de un año, hablamos de una nueva década. Un período que huele a triunfos y éxitos, así que es hora de plantearse propósitos a lo grande… ¿o no?

¿Sabías que tan sólo un 8-10% de las personas logran cumplir sus propósitos de Año Nuevo? Son cifras decepcionantes, desde luego, especialmente para quién se está planteando empezar nuevos retos. Estas estadísticas sugieren algo: existe un problema de base o algún tipo de obstáculo común entre tanta gente para que más de un 90% llegue al siguiente año con los propósitos pendientes.

Hoy indagamos sobre los planteamientos que están frenando tus propósitos, para que el año que viene no te quedes con nada pendiente.

El año no tiene superpoderes

Tendemos a pensar «este 2020 será diferente» pero no es cierto. La idea de establecer nuevos propósitos ante un nuevo año tiene que ver con nuestras necesidades de retos, pero esto puede hacerse en cualquier momento del año y, de la misma forma, fracasar.

Por tanto, eres tú y solamente tú el que tiene que cambiar, el que trae algo nuevo a su vida y el que toma una decisión. No esperes bendiciones ni buena suerte, si queremos que las cosas cambien tenemos la responsabilidad de mirar hacia nuestro interior.

Tranquilízate Rambo: Esto es Too much…

Aprender un idioma nuevo, encontrar otro trabajo, leer más libros, bajar de peso, ahorrar, apuntarnos al gim, pasar más tiempo con nuestra pareja, dedicar más tiempo al ocio, vaciar la bandeja de mails… Todos queremos mejorar nuestra vida de muchas formas, aprender muchos nuevos hábitos y decir adiós a muchos otros. Pero si en febrero todo esto se ha evaporado, ¿para qué nos ponemos? Mejor ni empezar.

Tienes 24 horas cada día y eso no va a cambiar. Si empiezas a acumular propósitos de tal forma que no los puedas cumplir, tienes el fracaso garantizado. Más no siempre es mejor, para construir nuevos hábitos necesitamos poner nuestra consciencia y foco sobre ellos, esto requiere toda nuestra atención. La dispersión es una trampa, una forma de desprecio hacia nuestras prioridades, por eso cuando hablamos de objetivos menos SIEMPRE es mejor. Menos decisiones, más aciertos.

Recorta la lista priorizando, elige tres propósitos, como mucho. Y empieza por uno de ellos si quieres resultados de verdad. Tienes un año entero para el resto.

Más grande, más complicado

«Voy a leer todos los días media hora», «este año no consumiré azúcar», «hoy me fumo mi último cigarro»… El papel aguanta todas las ideas pero a la hora de llevarlas a la práctica, no queda ni una de estas.

Nuestra ambición nos hace elegir propósitos gigantes, y no es que este mal ir tras metas difíciles, pero nos conviene buscar algo equilibrado, que suponga un reto pero que no sea imposible.

Si te propones hacer ejercicio cinco días por semana y a día de hoy no haces nada es seguro que vas a abandonar. Sin embargo, puedes plantearte que, para alguien que no hace ejercicio, hacerlo dos días por semana va a suponer una mejora espectacular. 

La motivación inicial siempre disminuye a lo largo del tiempo, así funcionamos, en vez de usarlo como excusa, cuenta con ello: vas a empezar muy motivado/a pero esa motivación bajará a medida que vaya pasando el tiempo de forma natural. A esto hay que sumar que también habrá obstáculos que hoy no podemos predecir. En unas semanas tu fuerza de voluntad no será suficiente para un propósito demasiado ambicioso. Para ese momento será fácil aceptar cualquier excusa para justificar porqué abandonas. No te hagas pasar por eso otra vez. Elige metas realistas.

¿Por qué haces lo que haces?

Los cimientos de los propósitos que te propones deben ser sólidos, si no se hundirán. Cuando no sabemos por qué queremos alcanzar una meta, lo más natural y razonable es que la abandonemos. Por eso, al elegir, debemos indagar en la razón que hay detrás del propósito.

¿Quieres dejar el azúcar?

A lo mejor lo que quieres es bajar de peso para verte mejor, por lo que puedes estar buscando sentirte bien con tu imagen personal, algo que podrías trabajar a través de otras vías distintas a dejar el dulce. Sin embargo, eliminar el azúcar puede tener otras motivaciones: tener más energía cuando estás trabajando, tener mejor salud en la siguiente analítica, sentirse ágil, dejar de dar tu dinero a empresas impactan negativamente sobre nuestra salud…

Mientras más concreto y claro lo tengas, menos probabilidades de fallar. 

2019 + 2020 = No salen las cuentas

La versión de ti que empezó el 2019 no es la misma que hoy lee este artículo. Nada tendría menos sentido que continuar con los propósitos que dejaste sin terminar el año pasado. Encuentra nuevos propósitos más sólidos, no sin antes cerrar el 2019 del todo y para siempre. Y para esto último te propongo un ejercicio simple:

Marca tus correos electrónicos como leídos y bórralos. Da igual si tienes muchos o pocos por leer, no tienes que invertir un minuto más en ellos, comienza el año tomando esta decisión. Es tan efectivo como limpiar tu casa a fondo. Y la filosofía que hay detrás de este simple ejercicio es aplicable a muchos otros ámbitos.

Nunca vas a leer todo ese contenido acumulado porque no vas a tener tiempo para ello, a la hora de la verdad cuando tengas tiempo libre no vas a querer leer la montaña de correos basura que acumulas. Empieza el 2020 de cero y mira todo lo que va llegando, quítate de listas que no te interesan. Elimina aquello que no te aporte valor.

En el próximo artículo…

Éxito, superación, creatividad, persistencia, riesgo. ¿Qué relación tienen estas palabra con la motivación de logro?, ¿es un aspecto positivo, negativo o… depende?, ¿cuál es el significado de esta motivación y a qué nos referimos con ella?

Francisco Vicente Hernández Ramírez
@franvhdez

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